Estrofa Vigésimo Segunda y Final del Salmo 119 – La TAV ó TAU

ת

Nuestra última letra del alfabeto hebreo, simboliza ni más ni menos; la verdad.

La palabra ÊMET es “verdad” en hebreo. La composición de esta palabra usa: Una Álef, una Mem y una Tav. O sea, la primera letra del alfabeto, la letra intermedia y la última letra. El mensaje principal de esta composición alfabética que da sentido a este sustantivo: es que la verdad de Dios llena todo. La verdad está presente de principio a fin en la Toráh. Por eso el verso 160 de este poema, nos dice: “la suma de tu Palabra es verdad”.

Si a la palabra ÊMET le quitamos la Ê (álef), nos queda: MET que significa: muerte. Por lo tanto algunos entendidos judíos ven en esto, un subliminal y a la vez contundente mensaje: “si buscas la verdad alejado de Dios, o si en tu búsqueda de la verdad; Dios no está presente, el fin podría ser muerte”.

“Hay camino que al hombre le parece derecho; Pero su fin es camino de muerte.” ‬Prov. 14:12‬ ‭‬‬

Hay verdades sin Dios en nuestro mundo post moderno. No llegarán más allá de esta era. Pero como vimos en la anterior estrofa, el salmista pretende vivir más allá. Y si usted y yo pretendemos estar más allá de esta era de verdades sin memoria, de verdades cortas; pues tenemos que clamar como clama el salmista en esta última estrofa: “busca a tu siervo, que como oveja extraviada, he andado errante”.

Pedir entendimiento de su ley y que ella sea nuestra delicia.

Esta estrofa cierra el acróstico divino. Poniéndonos en esa actitud suplicante de seres humanos, que anhelamos y necesitamos del socorro de lo alto.

Leamos:

169 “Llegue mi clamor delante de ti, oh Jehová; Dame entendimiento conforme a tu palabra.

170 Llegue mi oración delante de ti; Líbrame conforme a tu dicho.

171 Mis labios rebosarán alabanza Cuando me enseñes tus estatutos.

172 Hablará mi lengua tus dichos, Porque todos tus mandamientos son justicia.

173 Esté tu mano pronta para socorrerme, Porque tus mandamientos he escogido.

174 He deseado tu salvación, oh Jehová, Y tu ley es mi delicia.

175 Viva mi alma y te alabe, Y tus juicios me ayuden.

176 Yo anduve errante como oveja extraviada; busca a tu siervo, Porque no me he olvidado de tus mandamientos.”

Salmo 119:169-176‬ ‭RVR1960‬‬‬‬‬‬‬‬‬

El Salmo 119 inicia entonces con una bienaventuranza a los perfectos de camino. Los que andan en la ley de Dios. Ya en la penúltima estrofa, vimos que confirma un tiempo y espacio en la inmensidad de la eternidad, en la que la verdad de la Toráh será plena, abundante y posible para los perfectos. Y en la última estrofa el Salmista nos hace recorda; si, que estamos en proceso. Que el camino aún no termina, pero que debemos empezar.

Ciertamente, Jesús en el Padre es nuestro ÁLEF que significa poder y vida; y es nuestra TAV que significa verdad.

De principio a fin la Biblia nos muestra al mesías. Cristo es poder, vida y verdad. Ya Apocalipsis, menciona a Cristo como el primero y el último. Igual usa la primera letra y la última letra del alfabeto griego: “el Alfa y Omega”.

¡Sin Cristo, sin Dios, sin su Espíritu! Sin su ley. No habrá un mañana ni un más allá.

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